Transitando por la avenida Las Américas este domingo de resurrección, puede observar en distintos puntos unidades de la defensa civil ocupadas por cuerpos de jóvenes voluntarios que de manera altruista dedican esos días de absuelto a colaborar con los demás en caso de algún percance. O tragedia.
Es loable esa disposición de cientos de ciudadanos, lo cuestionable es la predisposición en la que nos movemos, al parecer tanta movilización es motivada por la espera de que algo pase. Es lamentable que tanto esfuerzo y aparataje no se canalice hacia la prevención de sucesos lamentables. Y muchos se preguntarán cómo se pueden prevenir tragedias si la gente misma la provoca muchas veces tras una diversión desmesurada?.
Como infortunio tenemos un problema de educación que nos envuelve en un desorden existencial. No se nos muestra la manera de valorar y respetar nuestra propia integridad mucho menos la de los demás. Estamos educados para vivir el día a día, sin poner valor alguno a la planificación, a las metas, al porvenir…
Somos como títeres de una sola función: la del hoy, por eso existe la idea errónea de “gastármelo todo hoy” “Gozar la vida” “me paso la semana trabajando y el sábado me lo bebo de un fuetazo” esas y otras son las frases que comúnmente escuchamos. Es cuestión de educación.
Los valores que deben acompañar a un ser humano para que pueda tener una vida plena y exitosa dependen de la formación adquirida en el hogar y en la escuela, si desde pequeños fuéramos tratados como hombre y mujeres proyectos, los resultados individuales y colectivos fueran extraordinarios.
Ojalá que la voz por el 4% sea escuchada y tomada en cuenta, ojalá que cuando sea una realidad sepamos bien-administrar e invertir los recursos de manera que den los frutos esperados. Esperamos con ansias el momento en que a la República Dominicana se le brinde la oportunidad de ser libre a través del conocimiento que da la buena educación.