martes, 25 de octubre de 2011

Basta de feminicidios


Basta ya, cobardes viles,

hombres necios y traidores,

desenfrenados reptiles

henchidos de sinsabores;

descerebrados serviles,

apátridas sin amores.

Basta ya de aniquilar

a estos amorosos seres

tan inocuos para amar:

me refiero a las mujeres.

¿Porque dañar esas rosas

tan tersas y delicadas,

si ellas son tan pudorosas,

tan sensibles y adoradas,

y tiernamente mimosas?

Basta ya de acongojarlas,

de dañarle su apostura,

mejor dedícate a amarlas

con impoluta dulzura

y ya verás que al cuidarlas

ellas te darán su albura.

Arrúllala en tu regazo

y protege su candor

y nunca tendrás rechazo

de esa perfumada flor.

Embriágala de ternura

que ella es como una avecilla

que precisa la dulzura,

pues esta diosa sencilla

tiene el candor y la albura

de una gran rosa amarilla.

Respeta su espacio, que ella

de tu arbitrio no es esclava.

y aunque te cocina y lava,

siempre ella será la estrella.


Entonces ¿por qué dañar

a esas rosas perfumadas?

Dejen ya de aniquilar

a esas ninfas nacaradas

de terneza singular

y faz afiligranada,

tan presta siempre a entregar

sus delicias almizcladas

al hombre que han de adorar.

Solo recuerda que es ella

quien, con su vientre fecundo

y su pudor de doncella:

ha poblado el vasto mundo

¿No es ser prodigiosa y bella?

¡vaya un ser regio y fecundo!

Y pensar que existen necios

que, por cualquier nadería,

prisioneros del desprecio,

del odio y la felonía,

privando en carácter recio,

cercenan la flor que mora

en esos garbosos seres

que el mismo Dios atesora.

¡No asesinen más mujeres!

Que ella es la obra maestra

del Dios Todopoderoso

que forjó con mano diestra

a ese ser pundonoroso

y aquí está un botón de muestra:

Sin ella fuera un invierno

este vasto mundo cruel

y el cosmos fuera un infierno

sin la narcótica miel

que manan sus labios tiernos.

Santos Silverio



No hay comentarios:

Publicar un comentario