Su orgullo fue verme crecer,
un sietemesino pasado de tiempo,
enredado en su cordón umbilical,
que dejé de usar para ver la luz que hoy se me apaga
ensangrentado y hambriento abrí los ojos,
temblaba de dolor, por la primera nalgada.
Abandoné mi casa acuosa para vivir empolvado de tí,
al volver a tí antes de ser polvo, fuíste mi nicho.
sábado, 22 de octubre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario